Una de las excursiones más fascinantes para hacer en un día desde Dubái es la de descubrir Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Se llega en alrededor de dos horas de autopista con amplios carriles, que se extiende en medio del desierto.
Como Dubái, Abu Dabi también ha tenido un desarrollo casi inverosímil en los últimos años, gracias al petróleo y a toda la riqueza que éste ha producido. De ello se deduce que en muy poco tiempo la ciudad haya visto la construcción de edificios de lujo, rascacielos y hoteles de ultra lujo, que la han convertido en una de las ciudades más ricas de todo el Oriente Medio.
Llegando desde Dubái el primer monumento que se encuentra en Abu Dabi, y que para muchos es el más hermoso, es la magnífica mezquita Sheikh Zayed, uno de los lugares de culto de la fe musulmana más grandes del mundo, con capacidad para albergar más de 40.000 personas.
Sus cúpulas de mármol blanco deslumbran a fieles y visitantes (por cierto, cualquiera puede visitarla y a la entrada serán proporcionados velos para las damas y pantalones largos), y sus suntuosos interiores están decorados con espléndidas alfombras, lámparas de araña enormes y estucos de todo tipo.
El corazón latiente de Abu Dabi está representado por la Corniche, una larga avenida que a lo largo de la costa bordeada de rascacielos futuristas a un lado y de una hermosa playa al otro. El mar en Abu Dabi es muy bonito y esta playa urbana es sobre todo frecuentada por turistas y trabajadores internacionales, especialmente en los meses de invierno: en verano las temperaturas hacen que sea prácticamente insoportable.
Justo enfrente de la playa de la Corniche se alza la isla de Al Marina, uno de los puntos turísticos más brillantes de Abu Dabi. La isla es pequeña y alberga el puerto turístico de la ciudad, además del elegante centro comercial Marina Mall (con 122.000 metros cuadrados de tiendas, un observatorio a 100 metros de altura, una pista de patinaje y un cine) y del Heritage Village, un museo al aire libre que muestra cómo era la vida en Abu Dabi y en las áreas circundantes antes del descubrimiento del petróleo.
La vida transcurría lentamente entre campamentos beduinos, la pesca, la búsqueda de perlas y la cría de ovejas: parece imposible que después de poco más de cincuenta años la zona se haya convertido en la meta de la jet set internacional.
Siguiendo con el tema de la jet set, uno de los hoteles más populares entre los ricos de todo el mundo que optan por visitar Abu Dabi es el Emirates Palace. Este enorme edificio de planta cuadrada es considerado por sus clientes un hotel de ultra lujo, más un palacio que un hotel.
Tiene más de 1 km de playa privada, suites decoradas en oro y mármol, un carril bici de seis kilómetros, campos de cricket y rugby y todos los lujos imaginables. El hotel se puede visitar desde el exterior y para muchos es aún más lujoso y emblemático que el Burj al Arab en Dubái.
Dejando atrás la Abu Dabi de los sueños y las maravillas, antes de regresar a Dubái es el momento de visitar otro de los atractivos de la ciudad: el Ferrari World, el parque temático más grande del mundo dedicado al Cavallino.
Está construido sobre la isla artificial de Yas Island, justo al lado del circuito de Fórmula 1, y en su interior se encuentran numerosas atracciones temáticas de Ferrari entre las que destaca la Formula Rossa, la montaña rusa más rápida del mundo: de hecho alcanza la increíble velocidad de 240 km/h en tan sólo 5 segundos, dando la impresión de estar a bordo de un verdadero monoplaza.
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