Dubái es una ciudad donde todo el mundo encontrará algo que hacer. Es una ciudad que tiene realmente de todo, desde centros comerciales a entretenimiento, desde restaurantes de lujo hasta parques acuáticos, desde oportunidades para practicar deportes inusuales (como esquí en el desierto o cetrería) hasta emocionantes safaris entre las dunas.
Dubái es famosa en el mundo sobre todo por el lujo y por las compras: los fanáticos de las compras frenéticas tendrán mucho que hacer con la desmesurada cantidad de centros comerciales que se encuentran en la ciudad: el Dubai Mall por ejemplo es el centro comercial con más tiendas del mundo, 1.200 dispuestas en 4 plantas y sobre una superficie total prácticamente inabordable.
Pero no se puede dejar de mencionar el Mall of the Emirates, en cuyo interior hay incluso una pista de esquí, el Ibn Battuta Mall, dedicado al gran explorador bereber y subdividido en áreas temáticas, una para cada civilización, o el Marina Mall, construido al interno del puerto turístico artificial más grande del mundo.
En cada uno de estos centros comerciales las ocasiones para las compras y el entretenimiento no faltarán sin duda, será casi imposible salir sin al menos una pequeña bolsa en la mano.
Para las familias con niños no hay nada mejor que pasar un día en el parque acuático. Hay dos en la ciudad, ambos presumen de estar entre los mejores de todo el Oriente Medio: son el Wild Wadi Park, construido al lado del Burj Al Arab, y el Aquaventure, construido al lado del Atlantis en la isla artificial de Palm Jumeirah.
Dubái es una ciudad construida sobre el agua y por ello los deportes acuáticos son muy populares: el windsurf y el kitesurf son bastante practicados gracias a los constantes vientos que soplan durante todo el año (a pesar de que no consiguen aliviar el calor estivo), así como el esquí de agua, mientras que la novedad absoluta está constituida por el water jet: son dos chorros de agua que se atan alrededor de los pies y que gracias al impulso de ésta permiten literalmente volar sobre el agua.
Los amantes de la adrenalina en cambio podrán dedicarse al paracaidismo deportivo: también se hacen vuelos en tándem para principiantes, volando en caída libre sobre algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad como Dubai Marina, la isla artificial de Palm Jumeirah o el Burj Al Arab. Diversión asegurada y adrenalina a mil!
Siguiendo con el tema del vuelo, si el presupuesto no es un problema una de las cosas más bonitas que hacer en Dubái es sin duda un paseo en helicóptero sobre la ciudad: ver desde las alturas el Burj Khalifa, el Burj Al Arab, la inconfundible silueta de Palm Jumeirah y del archipiélago artificial The World será verdaderamente inolvidable.
Para aquellos que en cambio están buscando una atmósfera de las mil y una noches no hay nada mejor que un safari por el desierto. No hay avistamientos de animales, sin embargo: por lo general un tour de este tipo incluye una sesión de dune bashing, una experiencia divertidísima durante la cual a bordo de un jeep en pleno desierto, subiréis y bajaréis por las altísimas dunas.
Para recuperaros admiraréis cómo el sol se oculta detrás del horizonte en el desierto, regalándoos una puesta de sol que recordaréis para toda la vida, finalmente os llevarán a un típico campamento beduino donde podréis experimentar la mágica atmósfera frente al fuego, donde se os ofrecerá un té y después la cena, podréis disfrutar de espectáculos de danza tradicional y haceros un tatuaje de henna.
Un paquete de este tipo es una de las excursiones más populares en Dubái, tiene un precio asequible y es una experiencia que recordaréis para siempre.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.