Dubái es para muchos sinónimo de lujo y de compras, y es tan enorme que al principio puede parecer tacaña en cosas para ver. Pero la realidad no es ésta: a pesar de haber surgido prácticamente de la nada en menos de 20 años, Dubái está literalmente llena de cosas para ver.
Por supuesto que no hay monumentos históricos, ciudadelas medievales o arte renacentista, estamos hablando esencialmente de arquitectura moderna, de zonas y barrios característicos por una razón u otra, pero empecemos en orden.
Lo primero que hay que saber es que Dubái se extiende en longitud a lo largo de la costa del Golfo Pérsico, y mide alrededor de 50 km. En el extremo norte surge lo que es el núcleo histórico de la ciudad, que se desarrolló a lo largo de las orillas del Creek, un estrecho que originalmente la dividía en dos barrios, llamados Deira y Bur Dubai.
Hoy en día, naturalmente con el boom de la economía el Creek ha perdido su antigua y vital importancia pero Deira y Bur Dubai continúan siendo de todas formas el corazón palpitante de la ciudad, donde se pueden encontrar los souk, el mercado del oro y algunos museos interesantes como el Museo de las Mujeres y el Dubai Museum, este último construido en el interior del barrio de Bastakiya, el antiguo núcleo de la ciudad.
Recorriendo la Sheikh Zayed Road, que desde Bur Dubai se extiende paralela a la costa en dirección sur, se flanquean algunas de las atracciones que han convertido a Dubái en uno de los destinos más increíbles del mundo, entre ellos el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, construido en la zona que hoy en día es conocida como Downtown Dubai, donde podréis perderos en el interior del Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo: por si las 1.200 tiendas no fueran suficientes también hay espacio para instalaciones artísticas, 120 bares y restaurantes, un acuario enorme, una pista de patinaje olímpica y mucho más.
Fuera del Dubai Mall no os podéis perder de ninguna manera el espectáculo de la Dubai Fountain, un conjunto de fuentes danzantes accionadas todas las noches cada media hora, que al son de música clásica, árabe o contemporánea dibujan formas mágicas y etéreas.
Continuando el recorrido de la Sheikh Zayed Road una parada obligatoria es la del Mall of the Emirates, uno de los centros comerciales más populares de la ciudad, sede del Ski Dubai, una increíble pista de esquí cubierta con instalaciones de remontes, snow park y espectáculo de pingüinos, una manera excelente de escapar del calor del desierto.
A la altura más o menos del Mall of the Emirates, girando la vista hacia el mar no podrá pasar desapercibida la majestuosa forma de vela del Burj Al Arab, el hotel más lujoso del mundo, de casi 300 metros de altura y que se ha convertido en el icono de la ciudad. Estamos en el barrio de Jumeirah, donde los hoteles de cinco estrellas se encuentran prácticamente uno al lado del otro, y donde os podéis tumbar al sol de los Emiratos tomando una bebida fresca después de haberos dado un chapuzón en las hermosas y azules aguas del Golfo Pérsico.
Uno de los barrios más interesantes y visitados de Dubái es el Dubai Marina. Es la sede del puerto turístico artificial más grande del mundo, hay dos ramblas peatonales y una playa preciosa equipada con todas las comodidades.
Es aquí donde a los turistas les encanta pasar sus días de relax, entre un cóctel y un baño. De fondo la forma inconfundible del Atlantis, el hotel construido sobre la punta de Palm Jumeirah, la isla artificial con forma de palmera que ha modificado la costa de Dubái de una forma realmente única e inimitable.
Palm Jumeirah está salpicada de hoteles de lujo, todos dotados de playa privada, pero para visitarla se puede coger el Dubai Monorail, un monorraíl elevado muy panorámico que permite admirar esta parte de la ciudad desde una perspectiva privilegiada.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.